Oh Señor, de quien proceden todos los bienes, concede a tus siervos que por tu santa inspiración tengamos buenos pensamientos y por tu guía misericordiosa los pongamos en práctica por medio de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Que la mente de Cristo, mi Salvador,
Viva en mí día a día,
Por su amor y poder controlando
Todo lo que hago y digo.
(Kate B. Wilkinson, 1925)